Conspiración en Honnoji: teorías sobre la muerte de Oda Nobunaga

Tal día como hoy hace 400 años, la madrugada del 21 de junio de 1582, Oda Nobunaga, el hombre más poderoso de Japón, caía víctima del ataque a traición de uno de sus generales. Nobunaga estaba pernoctando plácidamente en el templo de Honnoji, en el centro mismo de Kyoto, cuando Akechi Mitsuhide lo asaltó por sorpresa con sus huestes y pasó a cuchillo a todo al que encontró tras sus muros. A la mañana siguiente el fuego había arrasado Honnoji hasta los cimientos; el cadáver de Oda Nobunaga jamás apareció. La leyenda dice que tuvo tiempo de hacerse el seppuku antes de desaparecer entre las llamas. La traición de Mitsuhide estuvo a punto de echar al traste el proceso de unificación del país y abocar a Japón a otros cien años de guerras civiles. El llamado Incidente de Honnoji es el magnicidio por excelencia de la Historia japonesa. Y, al igual que sucede con otros asesinatos famosos, como el de Abraham Lincoln o el de JFK, está lleno de misterios y cuestiones por resolver.

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El castillo flotante de Takamatsu

En el Japón feudal, sobre todo una vez entrada la era Sengoku, la guerra era a menudo un asunto de asedios. Las batallas campales eran algo relativamente raro. Sekigahara, Nagashino, Okehazama… son hitos que han quedado para la Historia precisamente por ser la excepción a la norma. La rutina de un samurái, en realidad, pocas veces implicaba luchar a campo abierto. En cambio, asaltar castillos y asediar plazas fuertes era el pan nuestro de cada día. Y, si en la tierra del Sol Naciente hubo un maestro absoluto del arte del asedio, ese fue Toyotomi Hideyoshi. No había castillo que se le resistiera. De entre todas sus conquistas, una especialmente ha quedado para la leyenda: Takamatsu, el castillo flotante. ¿De dónde le viene ese nombre?  Pues, precisamente, porque así es como lo dejó Hideyoshi una vez hubo acabado con él, «flotando» en mitad de una inmensa laguna artificial. Una táctica tan espectacular como efectiva para aislar completamente la plaza enemiga. Vamos a ver cómo lo hizo. Continuar leyendo «El castillo flotante de Takamatsu»