Arma de fuego de avancarga con llave de mecha, antecesor del mosquete, que los portugueses introdujeron en Japón a mediados del s. XVI. Los arcabuces tuvieron un éxito inmediato y fueron adoptados en masa por los ejércitos samurái de la época. En principio eran un artículo de lujo, pero los japoneses pronto aprendieron a fabricarlos por su cuenta. Llegaron a crear piezas gran calidad, con diseños superiores a veces a los europeos. También aprendieron a usarlos con gran efectividad, ideando innovaciones tácticas que poco tienen que envidiar a lo que se veía por los campos de batalla europeos del momento. Si bien la artillería pesada nunca estuvo muy extendida, los ejércitos de finales de la era Sengoku tenían en el arcabuz una de sus armas principales, lo que demuestra que el supuesto desdén de los samuráis por las armas de fuego no es más que un mito.